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Se ha documentado que el consumo diario de probióticos podría contribuir en la prevención de alergias, síndrome de intestino irritable, algunos tipos de cáncer, diabetes tipo I, enfermedades cardiovasculares, infecciones urinarias y respiratorias, incluso obesidad.
Los probióticos podrían ayudar a disminuir el estreñimiento, ejerciendo efectos positivos en la frecuencia de la evacuación intestinal, en la consistencia de las heces y las molestias asociadas.
La acción de los probióticos hace que minerales, vitaminas y otros nutrientes contenidos en alimentos estén más fácilmente biodisponibles para ser absorbidos por nuestro organismo, y así efectivamente nutrir mejor nuestro organismo. Por ejemplo, mejora la absorción de vitamina A, C, K y vitaminas del complejo B.
Los probióticos producto de la fermentación favorecen la digestión de los alimentos, produciendo numerosas enzimas, mejorando la tolerancia alimentaria.
Algunos tipos de probióticos ayudarían a degradar a nivel intestinal sustancias tóxicas como ciertos pesticidas, preservantes y metales pesados.
¿Sabías que al menos el 70% del sistema inmunológico reside en el intestino? La fermentación produce probióticos claves para la salud humana que ayudan a equilibrar la flora intestinal y por ende, aumentan la inmunidad general del individuo, previniendo infecciones y procesos inflamatorios.
Desde el día en que nacemos los probióticos son parte natural de nuestra flora intestinal y su equilibrio es crucial para gozar de buena salud intestinal. Diariamente esta flora se encuentra amenazada por comida procesada que ingerimos, toxinas, agua con cloro, antibióticos, etc., por lo tanto es fundamental aportar diariamente probióticos a través de nuestra dieta para mantener el equilibrio bacteriano y optimizar nuestra salud intestinal.
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